Por fin hemos podido reunirnos de forma presencial en la biblioteca el 27 de octubre para hablar de libros en nuestro club de lectura, regresamos a nuestro espacio común que, en esta ocasión, era también virtual.
Como estamos viviendo tiempos tan excepcionales, hemos decidido arriesgarnos y probar nuevas fórmulas para continuar con nuestras lecturas intentando armonizar deseos y limitaciones impuestas por esta realidad que nos toca vivir.

Hemos discutido la novela En el café de la juventud perdida del escritor francés Patrick Modiano.

París, años 60. En el café Condé se reúnen poetas malditos, intelectuales, simples vividores y estudiantes. Y aunque la nostalgia de aquellos años perdidos parecería ser el tema central de la novela, Modiano le da un giro sorprendente. Porque En el café de la juventud perdida es también una novela de misterio: todos los personajes y las historias confluyen en la enigmática Louki, cuyo verdadero nombre es Jacqueline Delanque.
Louki es la hija de una trabajadora del Moulin-Rouge, que de pequeña le gustaba salir de casa, por las noches, mientras su madre trabajaba, a recorrer las calles y que, de un modo un tanto sorprendente, se acaba casando con el hombre menos indicado para ella. Un matrimonio que acabará naufragando y que le acabará empujando hacia otros ambientes y otros lugares como el café Condé hasta que un día no vuelve a casa y abandona definitivamente a su marido a quien no le comunica su paradero.
Esta obra tiene varias voces, las de los diferentes narradores que contarán los hechos. El primero es un joven estudiante de Minas embrujado por la bohemia parisina que le llevará a abandonar los estudios. Otro narrador es un detective contratado por el marido de Louki para que le ayude a encontrarle. Sin embargo, la simpatía del detective hacia Louki, hará que el marido nunca llega a saber dónde está. Y por último, está la propia Louki y Roland, el chico con el que convive después de dejar a su marido.
Louki, como todos sus compañeros de vagabundeo por un París espectral, es un personaje sin raíces, que se inventa identidades y lucha por construir un presente perpetuo. Modiano recrea alrededor de la fascinante y conmovedora figura de Louki el París de su juventud, al mismo tiempo que construye una hermosísima novela sobre el poder de la memoria y la búsqueda de la identidad, dos grandes ejes de la obra del escritor francés.