Si en el último post hacíamos referencia a Zoe Oldenbourg, como paradigma de autora de calidad en el contexto de novela histórica por cuanto que aunaba sus ingentes conocimientos de medievalista a su sensibilidad de novelista, en este queremos hacer una propuesta muy distinta aunque no por ello de menor calidad.
Elegimos para ello a Rosemary Sutcliff, una autora poco conocida en nuestro país pero de gran importancia en el ámbito anglosajón.
Nacida a finales de los años 20, vivió confinada a una silla de ruedas desde muy joven, lo que no impidió que siguiese a su padre, oficial de la Royal Navy en su periplo por el mundo. Tan particulares circunstancias la convirtió en una autodidacta, especialmente apasionada por el mundo de la historia y del arte.
Y, curiosamente, ella que apenas asistió a la escuela y que, por sus particulares circunstancias vitales, tuvo muy poco contacto con otros niños durante su infancia, es un referente de la literatura juvenil en los países de lengua inglesa.
Y es que la conjunción de infancia en soledad y marcada por la enfermedad, junto con una deficiente escolarización parece ser un elemento común en escritores de literatura infantil como Enid Blyton.
En el caso de Sutcliff, su gran aportación al universo de la literatura juvenil es el ámbito de la novela histórica .
La etiqueta “juvenil” no debe llamarnos a engaño. Tal y como demostró Pérez Reverte con su serie del capitán Alatriste, en muchas ocasiones la etiqueta “para jóvenes” debe entenderse como “para quien quiera leerla”.
Fascinada por la historia y la mitología de las Islas británicas, Sutcliff agrupó su extensa obra en sagas o series; la más conocida en el mundo de habla hispana_ desgraciadamente no existe edición en español del grueso de su obra_ es la serie ambientada en la Britania romana, también llamada la serie “del águila” por la primera y famosísima novela de esta saga: “El Águila de la novena legión” situada en las primeras décadas del siglo II, durante el gobierno de los emperadores de origen hispano Trajano y Adriano. A ésta le siguen, atendiendo a la cronología no de su edición sino de la ambientación de la obra:
-El usurpador del imperio, situada unos ciento cincuenta años después de los sucesos narrados en “El águila de la novena legión”, a finales del siglo III dc, cuando el imperio romano está pasando la mayor crisis de su historia.
-Sigue a ésta “Los lobos de la frontera”, ambientada a mediados del siglo IV
Y cierra el ciclo para el mundo hispano “Los guardianes de la luz”
-Los guardianes de la luz, también editado con el nombre de Aquila, el último romano, situada esta última en el siglo V, cuando ya las legiones abandonan definitivamente Britania .
El aglutinante de esta saga es la familia Aquila. En la propuesta que en esta ocasión os hacemos, “Los lobos de la frontera”, el protagonista es Alexios Flavio Aquila. Un fracasado. Y un “enchufado”.
Alexios lleva la carga de haber perdido a la mitad de sus hombres en la frontera germana por un error táctico. Y si no fuera porque su tío, otro Aquila, es el gobernador del norte de la Britania, no sólo ya no sería centurión si no que habría sido expulsado de la legión. De manera que su nombramiento como responsable de una pequeña unidad avanzada en las tierras del norte, los “Lobos”, lejos de ser una promoción, probablemente sea el fin de su carrera militar.
Una novela que aúna calidad, sentido del humor y lirismo, esto último no demasiado frecuente en la novela histórica, es, sin embargo, característico de la escritura de Sutcliff.