Los peores embusteros son nuestros propios temores
Rudyard Kipling
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Entre los juegos de luces y sombras, las realidades se deforman y desfiguran y la imaginación, desbocada, huye en busca de un apacible refugio que la libre de la vacuidad de la oscuridad y de los seres que la habitan. En su periplo, sustantivos, adjetivos y verbos oscuros y perversos se desprenden y caen sobre el papel, conformando un tenebroso escenario en el que se desvelan los miedos más irracionales y profundos de sus personajes. La ausencia de belleza, la maldad y lo grotesco serán el arma que se empuñe para reflejar esa otra cara que habita los rincones inhóspitos del alma. Ese lado oscuro del corazón impregna los pensamientos y las acciones de los protagonistas, y será la luz que ilumine aquellos senderos que no hemos de transitar.