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Lo que a nadie le importa, de Sergio del Molino

En esta sesión del mes de noviembre hemos comentado la novela Lo que a nadie le importa, del madrileño Sergio del Molino. Nos encontramos ante una obra que es histórica, ya que reconstruye la evolución del país en los últimos ochenta años, pero que al mismo tiempo es una memoria familiar centrada especialmente en el abuelo materno del escritor y una autoficción en la que el autor se retrata a sí mismo en el momento de escribir, pero en especial como nieto de su abuelo con una serie de parecidos y contrastes.

Lo que a nadie le importa

«Calla, que de ti no quiero ni que me cierres los ojos». Con esta cruel sentencia dirigida hacia su mujer, el octogenario José Molina rompe en su lecho de muerte un silencio que ha mantenido férreamente durante décadas. Esta frase impresiona a su nieto de diecisiete años, que por primera vez intuye que detrás de ese abuelo huraño, seco y tosco se esconde un pasado de cicatrices y miedos. Años más tarde, siendo su nieto ya adulto, intentará encontrar lo que nunca se dijo y descubrir de qué están hechos sus propios silencios. José Molina creció en los años veinte rodeado de telas y mujeres en un antiguo comercio textil. Su juventud se quebró por la guerra y por una familia hecha de susurros, supersticiones y maldiciones femeninas. Se pasó la vida luchando, primero como recluta del bando nacional y luego como dependiente en una tienda llamada El Corte Inglés, a la que vio transformarse en un imperio, en el Madrid de Celia Gámez. Lejos de ser un héroe, acabó por convertirse en uno de tantos supervivientes.

Como se puede ver, la fecha central de la vida de José Molina es la de la batalla del Ebro, que tuvo lugar durante la Guerra Civil. Este suceso supuso un antes y un después en su vida, llevándolo a trasladarse a Madrid y a guardar silencio durante largos años. Esta novela costumbrista nos cuenta con un lenguaje embellecido en busca de la frase perfecta el pasado y el presente de un hombre cuya dura vida retrata una España de temores y supersticiones, una España oscura, pero en la que se mezclan curiosas anécdotas, relaciones interesantes y personajes muy atractivos.

La duda que se plantea es si nos encontramos ante una novela testimonial, si la historia que se cuenta es la historia real del abuelo del autor, pero en realidad esto no tiene mucha importancia puesto que lo real es que esta historia podría haber sucedido así.

Sergio del Molino es un escritor y periodista español nacido en Madrid en 1979. Ha colaborado para diversos medios, como el Heraldo de Aragón, la radio y la televisión autonómica de Aragón y diversas revistas culturales. Además de Lo que a nadie le importa, ha escrito novelas como La mirada de los peces y No habrá más enemigo, además del ensayo La España vacía, ganadora del premio de los Libreros de Madrid al Mejor Ensayo y del Cálamo al Libro del Año. También ha conseguido otros premios de gran relevancia, como el Premio Ojo Crítico y el Tigre Juan por su novela La hora violeta.

La sesión

Nuestra impresión después de leer la obra es buena. El relato es interesante, aunque no acabamos de entender totalmente los motivos que llevaron al autor a escribirlo. Con Lo que a nadie le importa Sergio del Molino ha creado una novela íntima y personal: una «autoficción» en la que cuenta la vida de su abuelo; una historia construida llenando y recreando todos sus silencios, para, creemos, entenderlo y también entenderse a sí mismo. Un homenaje con el que, sin embargo, no consigue, a nuestro parecer, trascender lo personal y universalizar la historia.

La frase inicial con la que comienza la novela: ese «Calla, que de ti no quiero ni que me cierres los ojos» es absolutamente impactante. Es un comienzo muy bueno, pero no vemos que a lo largo de la narración esa orden tremenda lanzada por José Molina en su lecho de muerte se explique ni justifique, y no se sostiene dentro de la estructura narrativa. Además, nos preguntamos si es coherente con el personaje que la pronuncia. Destila odio y desprecio, así como una absoluta falta de amor por su mujer, pero no se explica la razón que lleva al personaje a pronunciarla. Por eso, desde nuestro punto de vista es una frase fallida que entendemos como un recurso narrativo para captar y mantener la atención del lector.

Otra incógnita que se nos plantea, y que creemos no resuelve la narración, es el título de la obra. ¿Qué es lo que a nadie le importa? ¿Se está hablando de memoria histórica? ¿Se llega a plantear en ella ese debate? Esto quizás daría para otra reunión…

El tema central de la novela es el silencio: el silencio del héroe español encarnado en el mutismo voluntario y férreo del protagonista. Un hombre que luchó en la Guerra Civil en el bando ganador, pero que tomó la decisión de cerrar los ojos. No quiso ver, solo olvidar y seguir hacia adelante, como también lo hicieron muchos de nuestros abuelos para quienes «solo hablan de la guerra aquellos que no la han vivido». Un silencio que nos recuerda a aquel callar férreo y opresivo de La casa de Bernarda Alba. Porque todo en José Molina es silencio: también con su mujer y con su hijo, y su decisión es reflejo del tratamiento que los españoles hemos hecho de nuestra propia historia. Porque la Guerra Civil y la posguerra es un tiempo que no nos gusta, ni a vencedores ni a vencidos. Es un período que ni siquiera se estudia con suficiente profundidad en la escuela o en la universidad, y del que no se puede y no se quiere hablar. Un tiempo que es necesario ocultar y olvidar. Lo que contrasta notablemente en la obra con la naturalidad y «luminosidad», incluso orgullo, con la que esto mismo se trata en el seno de la familia francesa del autor.

La historia se cuenta con un lenguaje muy rico, al tiempo que duro y cruel, lleno de resentimiento y tristeza. Un análisis intimista y agrio que el autor hace desde las entrañas, y que expone sin edulcorar, cargado de imágenes intensas y hermosas diseminadas a lo largo de todas sus páginas. Frases que invitan a la anotación y a la relectura, pero que en ocasiones también se perciben como sentencias, y la propia narración como texto al servicio de las mismas.

Durante la reunión hablamos también de los otros temas planteados en la novela: el amor del protagonista por la naturaleza y por su pueblo natal, o la impactante lucha que mantiene con su propio cuerpo, y que nos trasladó a otra de las obras de Sergio del Molino: La piel, cuyo protagonista sufre de psoriasis. Y también hablamos de los personajes: del hijo del protagonista, o de su mujer, infantil y caprichosa, incluso histriónica hasta en el momento de la muerte de su marido.

Aunque muchas cosas quedaron en el tintero, la reunión dio para mucho, y, como siempre, el encuentro y la conversación sobre el autor y su obra nos hizo disfrutar doblemente de la lectura.

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