Cada corazón tiene sus propios esqueletos
L. Tolstoi
Las palabras se amontonan, alborotadas, esperando escuchar el pistoletazo de salida. En su frenética carrera, saltan, corren, caen, se incorporan y reanudan la marcha una y otra vez, conquistando esos recónditos e inexplorados espacios donde se acumulan las historias que aún no hemos contado y los personajes que, entre bambalinas, esperan impacientes el momento de su aparición en escena.
L os focos se iluminan y una novia cadáver emerge de ese mundo de sombras. Esas ilusiones apenas esbozadas que, como presas de los avatares de la vida, sucumben antes de tiempo, llevándose consigo ese aire de juventud interrumpida, de deseos engalanados, de promesas incumplidas y de esperanzas vanas, convertidas ahora en la patética imagen de los sueños truncados, conformarán el relato de esta semana, a medio camino entre lo real y lo imaginario.
