El 25 de agosto de 1987 Héctor Abad Gómez, de 65 años, médico, profesor, activista en pro de los derechos humanos y precandidato a la alcaldía de su ciudad, fue asesinado en Medellín por los paramilitares. En 2005, su hijo, el escritor Héctor Abad Faciolince, publicó ‘El olvido que seremos’. Lo que iba a ser, en palabras de su autor, “un perdón, un olvido y, en parte, también, una venganza, pero una venganza simbólica”, se ha convertido en uno de los libros más tiernos y desgarradores de este siglo, y también en uno de los más vendidos. Un relato desgarrador y emocionante sobre la familia, que refleja, al tiempo, el infierno de la violencia que ha golpeado Colombia en los últimos cincuenta años.
«El olvido que seremos» ha sido merecedora del Premio WOLA-Duke en Derechos Humanos en Estados Unidos y del Prémio Criaçao Literária Casa da América Latina de Portugal.
«Me di cuenta que tal vez la única manera de salir de este antiguo fantasma de mi vida era contar la historia sin ficción, tal como fue».
«Creo que el único motivo por el que he sido capaz de seguir escribiendo todos estos años, y de entregar mis escritos a la imprenta, es porque sé que mi papá hubiera gozado más que nadie al leer todas estas páginas mías que no alcanzó a leer. Que no leerá nunca. Es una de las paradojas más tristes de mi vida: casi todo lo que he escrito, lo he escrito para alguien que no puede leerme, y este mismo libro no es otra cosa que la carta a una sombra».
Carta a una sombra, es el emotivo viaje de la familia Abad a los recuerdos de la trayectoria personal, docente, social, política, y tremendamente vital del doctor Héctor Abad, en forma de documental realizado por su nieta, Daniela Abad y por Miguel Salazar.
En 2019, Fernando Trueba adaptó «El olvido que seremos» al cine, contando con Javier Cámara en el papel protagonista. La película recibió, entre otros premios, el Premio Goya a la «Mejor Película Iberoamericana», en 2021.
Nos despedimos hasta el día de la sesión con las palabras del doctor Héctor Abad y la seguridad de que esta lectura nos ayudará a comprender, o al menos a intentar comprender, tanto los orígenes de la sinrazón de la violencia como el impulso que lleva a las personas a exponer su propia vida por mejorar la de los demás.
Información elaborada con los textos contenidos en las páginas wbs reseñadas en esta entrada.
Biblioteca de Gijón Sur, miércoles 16 de marzo (2022), 18,30 horas
Biblioteca de Polígono, martes 28 de febrero (2023) , 19,00 horas
Biblioteca de Contrueces, miércoles 23 de mayo (2023) , 10,30 horas
“Ser madre en un país como México es un acto revolucionario”
¡Bienvenid@s a la nueva temporada de nuestro club de lectura! Comenzamos con la joven autora mexicana Brenda Navarro merecedora del Premio Tigre Juan de narrativa 2020 por su novela Casas vacías, todo un fenómeno literario publicado en 2018 en formato digital para su descarga gratuita en el proyecto Kaja Negra y lanzado ahora por Sexto Piso, la editorial independiente más grande de México.
“Inteligentísima, deslumbrante y profundamente humana. Así es la literatura de Brenda Navarro, la última gran noticia de las letras mexicanas. Casas vacías está destinada a convertirse en la obra fundamental sobre la realidad que se esconde bajo la idea que tenemos de la maternidad”, Emiliano Monge.
Daniel desapareció tres meses, dos días, ocho horas después de su cumpleaños. Tenía tres años. Era mi hijo.
La novela cuenta de forma paralela la vida de dos mujeres mexicanas, unidas por un niño que es arrebatado mientras juega en un parque por una de ellas a la otra. El trauma de la desaparición de un hijo y el vacío que no consigue llenar ese niño en la vida de la madre raptora se articula en una estructura simétrica de monólogos, entre el delirio y la lucidez, de estas dos mujeres, en un juego a dos voces ubicado en un tiempo pasado y clausurado que nos desvela el desamparo absoluto de los personajes.
La autora aborda lo que significa la maternidad (biológica o por adopción) en un país terriblemente violento con las mujeres y donde se le rinde culto a la madre como a un personaje místico. La novela que habla de desapariciones y de la imposibilidad de hablar de lo privado, que desacraliza a la madre y escarba en las maternidades no solicitadas que son impuestas socialmente. Habla de violencias machistas, de feminicidios, de desigualdad social, de soledad, de culpa y de amor; habla del olvido y la memoria, la esperanza y la depresión, la vida privada y la vida pública, la pérdida y el encuentro, los cuerpos de las mujeres y el acto político.
«El título del libro lo discutí mucho con un colega escritor y llegué a la conclusión de que Casas vacías era una metáfora de México, que actualmente considero que es un Estado feminicida que permite que maten a diez mujeres todos los días y que hay una impunidad total. Además porque hay muchas personas desaparecidas, hay muchas madres saliendo a buscar a las personas desaparecidas y las casas se están quedando vacías. Me habla de un México que se está quedando totalmentevacío.«
«¿Por qué les llaman desaparecidos y no se atreven a llamarles muertos? Porque los muertos somos los que los buscamos, ellos siempre, siempre seguirán vivos.» Casas vacías
«Cuando yo empecé a escribir el libro no estaba pensando en que la maternidad iba a ser el eje central. Eso me lo han hecho ver las lectoras conforme las escucho. A mí me interesaba un poco más todas las violencias que viven las mujeres y que las tenemos bastante normalizadas, especialmente en América Latina»
Biblioteca de Gijón Sur, 18 de enero, 18,30 horas.
“Utilizo el odio al comienzo de la novela para poner al lector a prueba y ver si supera el shock de las primeras páginas” (foto: Impedimenta, Vogue)
“Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela, como una pordiosera”.
Así comienza esta primera e impactante novela de Tatiana Tîbuleac, periodista y escritora moldava que se publicó en rumano en el año 2016 y que la editorial Impedimenta lanzó al mercado en 2019 traducida al castellano por Marian Ochoa de Eribe, convirtiéndose en un fenómeno editorial que va ya por la 11.ª edición.
Aleksy, el narrador de la historia, es un artista famoso con un trastorno psiquiátrico que recuerda, en un constante ir y venir en el tiempo, el verano de sus diecisiete años en compañía de su madre. Aleksy ha sido un joven que ha crecido sin el amor de su madre, quien le apartó completamente de su vida después de la muerte de Mika, su hermana pequeña, y con un padre (afortunadamente) ausente. La muerte de la hermana es un hecho traumático que su madre no es capaz de gestionar y que provoca el abandono absoluto de Aleksy y el enfrentamiento brutal entre madre e hijo. Ahora, su madre, enferma de cáncer, le pide pasar con él sus últimos días.
«Los ojos de mi madre eran un despropósito», «Los ojos de mi madre fea eran los restos de unamadre ajena muy guapa», «Los ojos de mi madre lloraban hacia dentro», «Los ojos de mi madre eran campos de tallos rotos»
Rabia, rencor, resentimiento; muerte, dolor, abandono. Odio. Pero también emoción, belleza y perdón. Un lenguaje duro, que expresa los recuerdos de Aleksy y la crueldad de los sentimientos que le inspira su madre, y la omnipresencia de unos ojos verdes que son en sí mismos capítulos enteros cargados de fuerza simbólica, van zarandeando la relación materno filial hasta llegar a la redención y la reconciliación. Un verano en el que Aleksy fue capaz de sentir por primera vez asombro, compasión, alborozo, emoción y en el que descubrió, al fin, la belleza de una madre que tenía los ojos verdes.
Premio de la Unión de Escritores de Moldavia (2017) , Premio Lyceum (2018) Premio Cálamo “Libro del Año 2019”, Premio Novela Europea Camino de Santiago, finalista de los premios del Gremio de Librerías de Madrid y Premio Las Librerías Recomiendan 2020.
“Aparentemente ligera pero honda”, los libreros y libreras consideran que la narración de la escritora moldava Tatiana Tîbuleac, “una dura excavación en los odios internos de una familia que contieneuna retorcida pero evidente belleza, y finalmente una tácita redención”, esuna obra“engañosamente ágil, pues la autora consigue sembrarla de secretos privados y digresiones pertinentes sin que la prosa se resienta, sin perder su fluidez, algo muy fácil de seguir para el lector, pero muy difícil de conseguir para los escritores”, aseguran. (CEGAL).
‘El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes’ es una novela cruel, brutal, descarnada, pero también llena de emoción y poesía, de belleza contenida en el dolor y la ira, poseedora de una fuerza narrativa que nos mantiene pegados a sus páginas y nos reconcilia al fin con unos protagonistas que, entrelazando vida y muerte, confluyen en el amor y el perdón.
Como siempre, os dejamos aquí nuestro mapa de lectura con información complementaria sobre la autora y su obra. Esperamos que la disfrutéis.
Entrada elaborada con textos contenidos en las páginas web reseñadas en el mapa de lectura.
Biblioteca de Gijón Sur, miércoles 21 de diciembre, 18,30 horas.
Najat El Hachmi (EFE)
“ A las valientes que se salieron del camino recto para ser libres…aunque doliera”
Najat El Hachmi (Nador, Marruecos, 1979) es una escritora afincada en Cataluña desde los ocho años de edad. Licenciada en Filología árabe, en 2004 publicó su primer texto autobiográfico (Jo també sóc catalana) y en 2008 se dio a conocer al gran público con la que fue su primera novela, El último patriarca, ganadora del Premio Ramon Llull y traducida a diez lenguas. Como novelista ha puesto el ojo en un punto ciego de la realidad: las mujeres de origen marroquí, sobre todo rifeñas, y las muchas presiones que tienen que afrontar a lo largo de sus vidas.
El lunes nos querrán, primera novela escrita en castellano por la autora y gestada gracias a una Beca Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales 2019, resultó ganadora del Premio Nadal 2020 y en ella la autora vuelve a indagar en el universo femenino y la vida cotidiana en la frontera entre la cultura occidental y la musulmana.
La novela narra la amistad entre dos chicas, hijas de inmigrantes marroquíes, que parecen tenerlo todo en contra: su sexo, su procedencia, su clase social y que luchan por salir del entorno opresivo de sus hogares. Afrontan, por un lado, la dificultad de vivir en un barrio de mayoría inmigrante y segregado urbanísticamente (la periferia de la periferia); y por otro, la de pertenecer a un mundo en el que la emancipación e independencia de la mujer es fuertemente cuestionada.
Las amigas intentan evitar la ruptura frontal con sus respectivas familias pero se sienten tremendamente frágiles al emprender caminos que en su entorno ninguna mujer ha tomado antes, tales como estudiar una carrera universitaria o tener un trabajo remunerado. Su espíritu pionero no se ve siempre recompensado y experimentan cómo los roles de género son difíciles de cambiar y el amor que ponen en práctica por primera vez (dado que a sus madres les concertaban los matrimonios) les deja un sabor agridulce. Descubren que la sociedad de la que ya se sienten parte las rechaza de una forma sutil y pronto entienden que convertirse en “mujer trabajadora” no es algo tan fácil como creían.
«Como escritora, quiero que el lector se acerque a la historia de las dos protagonistas, que es una historia de amistad y de lucha por la libertad. Que entienda la complejidad en la que están viviendo, sus anhelos, sus contradicciones, su malestar, todo lo que les va condicionando por estar viviendo en ese barrio, por tener la procedencia que tienen, por cómo todo un mundo les pide que sean de una forma distinta de cómo son en realidad. Es la sensación de opresión, de falta de libertad y su continua lucha por escapar de todo eso».
Os dejamos el mapa de lectura y las páginas consultadas para ampliar un poco más el conocimiento sobre Najar El Hachmi y su obra.
Biblioteca de Gijón Sur, miércoles 28 de septiembre, 18,30 horas
Biblioteca de La Calzada, miércoles 2 de noviembre, 11,00 horas
Biblioteca de La Calzada, jueves 1 de diciembre, 18,30 horas. Abierta inscripción
» Amianto lo pensé para reconstruir un imaginario obrero de vitalidad, de orgullo, de solidaridad, de humor, de conflictividad».
Retomamos con ilusión la actividad de nuestros clubes de lectura de la mano de Amianto. Una historia obrera, obra finalista de los premios Pozzale Luigi Russo y Chianti Narrativa, que se alzó con el Premio Especial del Jurado Grotte della Gurfa. Un texto amalgama de ensayo, novela, memoria, investigación y reivindicación de una clase, la obrera, que se cuenta a sí misma en la historia de vida que el autor, Alberto Prunetti, hace de su padre, Renato Prunetti.
Renato comienza su vida laboral a los 14 años y como soldador tubero recorre buena parte de las instalaciones industriales del norte de Italia, empezando en Casale Monferrato , la capital del luto y el amianto, soldando a pocos pasos de enormes tanques de petróleo y respirando metales pesados hasta que el amianto entra en sus pulmones y tras un terrible deterioro físico, muere a los 59 años.
«Mi padre era una especie de héroe para nosotros, como muchos otros padres obreros de mi barrio. Los niños obreros mirábamos a nuestros padres con mucha admiración. Trabajaba con fuego, era un hombre fuerte y alegre pero evidentemente estaba expuesto a toda la tabla química de Mendeleyev sin protección».
A lo largo del relato, vemos a Renato desplazándose de una instalación metalúrgica a otra por el norte de Italia, volviendo a casa el fin de semana con esos monos del trabajo que su madre lavaba y dejaba listos junto a sus mudas limpias el domingo por la noche; días de aprendizaje de vida para el pequeño Alberto, que se cría jugando al fútbol en las instalaciones de la planta siderúrgica de Ilva, en Follonica viendo a su padre trabajar, dominar su oficio, hacer magia en el taller de su casa, compartiendo tantos momentos de ternura, de humor, de solidaridad familiar y comunitaria, de reconocimiento, de sentimiento de pertenencia a una clase, de dignidad y de vindicación del trabajo manual. La vida misma, llena de trabajo y alienación, pero también de chistes, bromas, ironías y, cómo no, fútbol.
El relato de los últimos años laborales de Renato es duro: a los 40 años había perdido el oído, tenía problemas en los ojos y la dentadura arruinada. A los 50 años, le reconocen una incapacidad laboral por sordera, y ya en los últimos años de vida, el cáncer destroza su cuerpo y asistimos impotentes al entramado burocrático y los impedimentos por parte de las empresas para reconocer la exposición de Renato al amianto durante buena parte de su vida laboral.
¡Qué derecho ha tenido mi padre! ¡Mi padre ha tenido el derecho de enfermar trabajando y morir por ello! “Amianto” ha sido una forma de ofrecer una mirada desde dentro de la clase obrera y señalar quiénes son los auténticos culpables de esas muertes: las empresas que no protegen a sus trabajadores.
Es precisamente esa manera de contar la vida obrera lo que confiere singularidad al relato; Amianto está escrito desde dentro, es el propio obrero el que cuenta su historia: «Expongo la historia personal de un obrero criado en Maremma, en la provincia de Livorno, que trabajaba en instalaciones del norte de Italia, pero que es una pieza de una historia más grande, una historia que considera universal quien se ha criado en la clase obrera«. No es la novela burguesa la que nos explica cómo vive la clase obrera, sino que son los obreros quienes utilizan su voz para contarnos su historia. Es una historia personal refrendada con la historia del país y de una clase social. “Los explotados del mundo de los explotados contamos nuestras historias a nuestra manera”.
Alberto Prunetti, aquel niño para el que su padre quería una educación que le alejara del trabajo manual, que fue a la universidad y que conseguirá a duras penas ganarse la vida con trabajos precarios, se considera a sí mismo un «trabajador cognitivo precario», y precisamente«contra esa narración tóxica que divide a los explotados de distintas generaciones he escrito mi libro. Por eso he querido escribir de Renato y de Alberto. Si nosotros hoy estamos explotados, la razón es la derrota, en los años 70, de las luchas obreras de la generación de Renato».
Working class, clase trabajadora, narrativa obrera; obreros que se dejan la vida trabajando para que sus hijos tengan una vida mejor, que lucharon por derechos laborales básicos, que practicaron la solidaridad, el compañerismo, la dignidad y el orgullo de saberse pertenecientes a una clase que con tanto empeño se intenta hacer desaparecer. ¿No pertenecen a esa misma clase obrera todas las personas trabajadoras explotadas, ninguneadas, divididas por un sistema que las asfixia y las precariza hasta el límite, independientemente de su formación o su valía profesional?
Amianto es una historia trágica, pero en absoluto victimista: ese no era el tono de la gente como Renato; el relato no busca que el lector se compadezca, que proyecte una mirada de lástima o pena, sino que entienda las causa sociales por las que tantos Renatos enfermaron y murieron. Una historia emotiva, vital, en la que nos sentimos reconocidos los hijos de esos obreros que trabajaron y lucharon para conseguir un mundo mejor y que nos proporcionaron el orgullo de pertenecer, nosotros también, a la clase obrera.
Os dejamos un pequeña lista de enlaces con los que completar la lectura. Toda la información contenida en esta entrada procede de las páginas aquí reseñadas.
«Hoy vamos al tajo», recomendación de Amianto por Edurne Portela en La vida imaginada, RNE 24horas, 27/7/20
Biblioteca de Gijón Sur, miércoles 22 de diciembre, 18,30 horas
«La familia es el universo donde encuentro el material de mis historias»
Yo no podría ser feliz a costa de una injusticia cometida contra otra persona. ¿Qué clase de vida cabría edificar sobre tales cimientos? Edith Warton
Maggie O’Farrell (Coleraine, Irlanda del Norte, 1972), una de las escritoras más prestigiosas y reconocidas de la literatura actual, nos sumerge de lleno en una historia inquietante que, a través de las voces entrelazadas de tres mujeres de una misma familia, nos desvela un terrible suceso acaecido hace más de sesenta años. Un relato a la vez hermoso y estremecedor que evoca con lucidez el peso de las convenciones sociales y la tortuosa complejidad de los lazos familiares.
Esme, Iris, Kitty; Edimburgo y la India colonial en los años 30 del siglo XX y Edimburgo también en un momento indeterminado de comienzos del siglo XXI. Tres voces que se superponen y que viajan del pasado al presente en aparente desorden, asombrándonos con la lucidez de la pararentemente loca Esme, la bruma de los recuerdos de Kitty, enferma de Alzheimer, y el desconcierto de Iris, que de repente tiene una tía abuela de la que hacerse cargo. ¿Qué ocurrió para que Esme fuera recluida a los dieciséis años y de por vida en un hospital psiquiátrico? ¿Por qué se ocultó no ya su historia, sino su misma existencia?¿Está realmente loca?¿Es peligrosa?
A través del relato inconexo de Kitty (única voz que aparece en primera persona) y de los pensamientos y diálogos de Esme, se va reconstruyendo una historia familiar que deja al descubierto el funesto mundo de las imposiciones sociales, el desgraciado destino al que se condena a quienes se salen de las rígidas reglas de la alta burguesía, y la crueldad en el seno de la propia familia, que comete el crimen que llegamos a descubrir en un final impactante. Una novela por la que transitan unos personajes memorables, con una estructura compleja que nos impulsa a avanzar en la historia en medio del suspense hasta descifrar el enigma de estas vidas entrelazadas.
La extraña desaparición de Esme Lennox, publicada en 2006, fue elegida Mejor Libro del Año 2007 por el Washington Post.
Como siempre, os dejamos un mapa de lectura con información que nos puede resultar de interés para acercarnos a la autora y a su obra.
Disfrutando de la buena compañía de Maggie O’Farrell, nos despedimos de esta temporada del club, que afortunadamente hemos podido retomar, y esperamos reencontrarnos en 2022 con más lecturas y más ganas de compartir buenos momentos.
Biblioteca de Gijón Sur, miércoles 24 de noviembre, 18,30 horas.
En esta sesión del club de lectura tendremos el privilegio de adentrarnos en el mundo de la poesía guiadas por la maravillosa voz de Mar Martín, que nos desgranará sus dos poemarios, Engranaje y Atalaya, envueltos en ese aroma que desprenden todas y cada una de sus palabras, todos y cada uno de sus versos.
Vengo de aquellas mujeres que sembraron la tierra en los días de guerra; de aquellas que recogían el carbón con las manos ateridas; de aquellas que cantaban parta ahuyentar los miedos; de aquellas que llevaban la comida a la fábrica; de aquellas que bordaban ilusiones en las tardes de sol.
No había escalera con peldaño ni océano ni espacio infinito para encontrase. No había memoria de lo ocurrido ni palabra no dicha ni silencio muerto. Había una boca abierta escupiendo fonemas musicales que me hablaba de los irreal de cada instante.
“Engranaje es el dolor por la muerte de mi padre, el mar que late en mi vida, la casa llena de luz, los pomares en los tarros de cristal, la música en un regazo, la hoz que siembra las alambradas, los relojes que buscan el tiempo para ponerlo en hora, las risas llenas de azúcar, las primaveras escondidas en las naranjas que van a nacer… Engranaje viene del Norte donde las gaviotas anuncian las tempestades en las tierras de los maizales”.
Mar Martín Martín (Piedras Blancas, 1968) es licenciada en Filología Española y Especialista en Filología Asturiana. Ha colaborado en estudios de investigación y diversas publicaciones para la Academia de la Llingua Asturiana y ha sido guionista de radioteatro en la radio pública del Principado de Asturias. (RTPA). Tiene publicado el cuento La llegada con la editorial Pintar-Pintar y forma parte de la antología Escritores Asturianes. Antoloxía de testos n’asturianu y gallegu asturianu, editada por la Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias.
Os dejamos dos enlaces que nos invitan a acercarnos a la autora y su obra:
Aitana Castaño y Alfonso Zapico, dos hijos de la cuenca minera asturiana embarcados en la tarea de reivindicar su historia
Me gusta contemplar desde el sillón cómo el agua golpea con fuerza los cristales. Sobre una pequeña mesa coloco una taza de té bien caliente y me tapo con una manta de cuadros roja, la misma con la que tapaba a mi abuela. Comienzo a leer mientras Nora, mi perra, se acomoda en la alfombra. A veces leo en voz alta. Ella me mira atenta como si comprendiese mis palabras.
Escucha, Nora, en este libro de Carboneras hay un capítulo que se titula “Tres milhojas”, ya sé que a ti te gustan más los bartolos de Sama, pero para la pequeña Evelina no había mejor manjar que un milhojas de la famosa pastelería el Paraíso después de salir de la consulta del médico. Ya se acercaría otro día hasta Mieres su madre para comprar unos botones, unas botas más decentes para su hijo mayor y la achicoria para hacer el café por las mañanas. El poco dinero que le quedaba en la fardela valía la pena gastarlo para ver la felicidad en la mirada de su hija. Todo lo demás, como Clementina decía, podía esperar.
Las historias que se cuentan en este libro acontecieron a finales de los años cincuenta, principios de los 60. Yo nací en 1968. Vengo de una familia obrera. Mi abuela recogía el carbón de la playa para calentar la cocina y sembraba la tierra. Siempre había leche de casa y huevos, y también algo de la huerta. Mi madre trabajó en el economato de la fábrica donde trabajaba mi padre. Tenía una libreta donde apuntaba lo que debía la gente. Aceite, jabón, azúcar…lo imprescindible. A veces el jornal no llegaba, eran muchos los hijos y poco lo que quedaba. Era una libreta como la de Delmiro el panadero o Benito el tendero, que tenía un reloj de cuco. Mi padre siempre quiso tener uno porque decía que la maquinaria suiza era la mejor. Siempre le llamó la atención el funcionamiento de los objetos y esto le llevó a recibir un curso en los años cincuenta para hacer una radio. La colocó encima de una mesa de madera, debajo de un tapete hecho a ganchillo. De noche, con el ganado ya listo y con el volumen muy bajo, toda la familia se sentaba a escuchar las noticias que llegaban desde Radio Pirenaica, una radio clandestina muy escuchada por todos en Montecorvo, lugar donde acontece la vida de Carboneras. Era la voz del partido comunista en el exilio. “Habla Radio España Independiente. Estación Pirenaica”. Así abría la emisión el locutor José Echenique.
Desde Radio Pirenaica, Dolores Ibárruri hablaba del papel de las mujeres en la resistencia de los trabajadores cuando estalló la huelgona o huelga del silencio en el año 62. “Ellas han luchado en la calle defendiendo no sólo las reivindicaciones económicas de sus maridos y de sus hijos, sino el derecho de éstos a la huelga. Audazmente y sin temor a las Fuerzas Armadas, iban a las entradas de las minas a impedir el esquirolaje. Gritaban su encendida protesta contra la miseria de su vida”.
Las carboneras de Montecorvo eran capaces de enfrentarse a todos y a todo. A aquellos que no secundaban la huelga les arrojaban maíz a la entrada del pozo. Era una forma metafórica de llamarles gallinas, cobardes por apoyar al patrón. No tenían miedo, ni siquiera a ser detenidas.
Estamos en otoño, la calefacción está apagada y las zapatillas de borreguillo guardadas en el armario. Sin embargo, siento un frío que se mete por mis huesos y la dolencia de mi brazo tendinoso se agudiza. Subo la manta hasta el cuello y encojo mi cuerpo cuando leo cómo a Maruja, la jefa de las carboneras, le rapan la cabeza, la torturan, la violan y le meten una pistola por el culo en uno de tantos interrogatorios. Práctica habitual del coronel Trujillo.
Recuerdo hace años, en la parada del autobús, una mujer comenzó a hablar conmigo diciendo: “Con Franco se vivía mejor”. Me pregunto qué le respondería una carbonera. Ellas, mujeres invisibles en la historia, lucharon para sacar a la familia adelante. Trabajaban en casa y escogiendo el carbón. Pasando frío, hambre y todo tipo de vejaciones. Ellas conocían bien el significado de la palabra sororidad. El miedo siempre estaba en los bolsillos bien sujeto con las manos para que no se escapase.
Las mujeres de la Cuenca marcaron el camino hacia la libertad. El 20 de noviembre de 1975 las copas sonaron en un brindis.
Texto de Mar Martín Martín
Qué mejor manera de iniciar esta nueva temporada del club de lectura que volviendo la mirada a una de nuestras señas de identidad como comunidad y hacerlo, además, de la mano de dos artistas apasionados de su herencia. Aitana Castaño y Alfonso Zapico vuelven a unir su talento, tras el maravilloso «Los niños de humo», en «Carboneras».
Biblioteca de Gijón Sur, miércoles 30 de junio, 19,00 horas.
«El destino me ha condenado con una mirada insobornable, una mirada dura, pero un corazón frágil»
Llegamos al verano y al final de esta primera etapa del club de lectura con la autobiografía de uno de los más relevantes intelectuales europeos del siglo XX. «El mundo de ayer: memorias de un europeo» es un relato conmovedor y una obra fundamental para entender los acontecimientos que arrastraron a la vieja Europa a la destrucción, en un siglo sangriento atravesado por dos guerras mundiales, la debacle económica, la persecución de personas y pueblos enteros y el ascenso de los totalitarismos.
Nacido en Viena en 1881 en el seno de una acomodada familia judía, Stefan Zweig , adinerado, culto, brillante, fue en vida uno de los escritores más célebres de Europa y su obra traducida a más de cincuenta idiomas; ensayista, biógrafo, poeta, novelista, dramaturgo, traductor, editor, libretista de ópera, conferenciante, coleccionista, viajero, cosmopolita, pacifista, humanista y, sobre todo, un europeo convencido. Contrario a la lucha partidista, era defensor de los valores espirituales y situaba al hombre por encima de la raza o la nación; su ideario humanista lo basaba en la fraternidad y la paz y le fascinaba la idea del internacionalismo, de no estar únicamente vinculado a un solo país. Un judío laico absolutamente sumergido en la cultura occidental, antinacionalista y antisionista.
«Nací en 1881, en un imperio grande y poderoso -la monarquía de los Habsburgo-, pero no se moleste en buscarlo en el mapa: ha sido borrado sin dejar rastro. Me crié en Viena, metrópoli dos veces milenaria y supranacional, de donde tuve que huir como un criminal antes de que fuese degradada a la condición de ciudad de provincia alemana. En la lengua en que la había escrito y en la tierra en que mis libros se habían granjeado la amistad de millones de lectores, mi obra literaria fue reducida a cenizas. De manera que ahora soy un ser de ninguna parte, forastero en todas; huésped, en el mejor de los casos. También he perdido a mi patria propiamente dicha, la que había elegido mi corazón, Europa, a partir del momento en que ésta se ha suicidado desgarrándose en dos guerras fratricidas».
Stefan Zweig, intelectual cuyos amigos y referentes son personalidades como Freud, Einstein, Mann, Reindhart, Romain Rolland, Roth, Rodin, Rilke, Valéry o Renoir, es un autor extraordinariamente prolífico, implacable con sus propios manuscritos, a los que suprimirá páginas y páginas para conseguir un ritmo ágil e intenso, que seducirá a millones de lectores. Sus obras tuvieron también un gran éxito cinematográfico: directores como Robert Siodmak, Max Ophuls, Roberto Rossellini o Krzysztof Kieslowsky o más recientemente Kubrick o Wes Anderson, adaptaron algunos de sus libros, como Ardiente secreto, Una casa junto al mar, Veinticuatro horas en la vida de una mujer, Carta de una desconocida, Gran Hotel Budapest y un largo etcétera.
Con el ascenso de Hitler al poder, su nombre fue incluido en el índice de autores prohibidos. Los nazis, que quemaron y prohibieron sus libros, lo convirtieron en un apátrida y lo forzaron al exilio. Sus obras desaparecieron de las bibliotecas públicas y de los escaparates de las librerías. No expresaban opiniones políticas, pero su autor era judío y encarnaba el ideal de tolerancia de una Europa libre, amable y cosmopolita. Zweig abandonó su casa de Salzburgo, donde se habían alojado los escritores, músicos y artistas más notables de la época, para refugiarse primero en Londres y luego, ya como apátrida desde 1938, iniciando un largo periplo que lo llevaría a visitar varios países del continente americano.
“He sido homenajeado y marginado, libre y privado de libertad, rico y pobre. Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del Apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el terror, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea.”
Su energía se fue agotando en sus sucesivos destierros hasta recalar finalmente en Brasil, preguntándose si alguna vez volvería a Europa.El mundo de ayersurgió en ese clima de precariedad y angustia, casi como un réquiem por una civilización que se hundía en la barbarie del totalitarismo nazi. Separado de su biblioteca, su archivo y su querida colección de manuscritos autógrafos, el escritor vienés no pudo utilizar otra guía para escribir el libro que su memoria. No le pareció un gran inconveniente, pues la memoria es “una fuerza que ordena a sabiendas y excluye con juicio” A medida que la Alemania nazi cosechaba éxitos militares, Stefan Zweig sentía que todos sus valores habían sido destruidos y que la destrucción era demasiado grande para poder soportarla. Pocos meses después de cumplir 61 años y tras completar su autobiografía, Zweig se suicidó en su domicilio de Petrópolis, el 22 de febrero de 1942, en compañía de su segunda esposa, Lotte. Había dejado todos sus asuntos resueltos y una nota de despedida escrita en alemán.
El mundo de ayer es una de las más conmovedoras autobiografías que se han escrito, la obra en la que Stefan Zweig encadena sus recuerdos evocando un pasado reciente que incluye los acontecimientos más trágicos, hermosos y decisivos del siglo XX. Con su inconfundible estilo elegante, limpio y fluido, quizá intuyendo que era su última obra, vierte su nostalgia por su mundo desaparecido, su anhelo de ser querido y comprendido, su sueño de una fraternidad de la cultura paneuropea, su miedo a la incertidumbre y a la ignominia que provocan los fascismos. Su propósito no es narrar su peripecia personal, sino recrear la historia de esa Europa ilustrada, liberal y democrática desde la perspectiva de un apátrida forzoso. Por lo que escribió, y también por lo que no escribió, El mundo de ayer es algo más que un testamento o una confesión: es una opción de vida, un universo que su dueño advertía que se convertía en ceniza, en melancólica ceniza.
La derrota de la inteligencia y de la humanidad que representó la muerte de Zweig resulta terrible. Más aún en estos días de incertidumbre, cuando vemos cómo avanzan opciones que alientan y alimentan el odio, el racismo, la xenofobia, la intolerancia religiosa, el nacionalismo excluyente, el machismo, la violencia ejercida sobre los más vulnerables y los que piensan diferente; que recuperan la parafernalia nazi o que reivindican orgullosos el ideario fascista mientras se envuelven en banderas que apelan a la libertad. Es ahora precisamente cuando debemos hacer aún más patente nuestro respeto y nuestro recuerdo por Zweig, su digno combate y su eterna sonrisa.
Como siempre, os animamos a recorrer el mapa para asomarnos a la vida y a la obra de este gran intelectual y os dejamos un documento con un listado de las webs consultadas y utilizadas en esta reseña. Recordad que, además del catálogo de nuestras bibliotecas, en las plataformas digitales eBiblio y eFilm Asturies podéis disfrutar de libros y adaptaciones cinematográficas de la obra de Stefan Zweig.
“Lo interesante es que los personajes de ficción no son inventados ya que están construidos con partes de realidad. El lector igual no será capaz de distinguir lo que es real de lo que yo me invento, pero para mí lo que es importante es que cuando se lea la historia se la crea y que diga aquí hay una parte real. Es una simulación de una época y de un lugar que no existe ya.” – Entrevista a Alfonso Zapico para Zonanegativa.com.
«Preveo que, en esto como en todo, la opinión española se dividirá en dos bandos igualmente irreconciliables…» . Manuel Chaves Nogales
Nos aventuramos en este nuevo año, volviendo la vista y acompañando al corazón, hacia uno de los episodios más importantes y determinantes de nuestra historia reciente. Se trata de un relato contado en un formato que quizás sea un tanto diferente, pero que nos llega desde muy cerca: La balada del norte, una novela gráfica que nos sumerge de lleno en la Revolución de octubre de 1934, la revolución proletaria.
Tanto las ilustraciones como el guion de esta obra salen de la pluma de Alfonso Zapico: un autor asturiano (Blimea, 1981), que ya ha publicado otras novelas gráficas de carácter histórico por las que ha recibido varios premios. Es el caso, por ejemplo, deDublinés(sobre la vida del escritor James Joyce), con la que ganó nada menos que el Premio Nacional de Cómic; sin olvidar que el primer tomo de la obra que nos ocupa también resultó premiada en la edición de 2015 del Salón Internacional del Cómic del Principado.
Originalmente prevista como un único tomo y finalmente ampliada a una tetralogía, las dos primeras partes de La balada del norte nos sitúan en los momentos iniciales de la insurrección obrera, que comenzó el 5 de octubre de 1934 en Asturias. En una situación de explotación brutal, en la que se suceden las muertes por las inhumanas condiciones de trabajo, en que los salarios son tan bajos que no alcanzan para vivir, y donde el movimiento obrero lucha por mejorar la situación de los trabajadores, los mineros, con muy poco que perder y secundados por los grandes sindicatos, iniciaron un movimiento huelguístico que les llevó hasta Oviedo. La protesta tomó un cariz imparable y estalló la Revolución de Asturias. Ardió el teatro Campoamor y saltó por los aires la Cámara Santa de la Catedral. En la trinchera entre unos y otros y a través de dos personajes centrales, Tristán y Apolonio, el autor retrata ecuánimemente una lucha de clases eterna que en el 34 prendió como la pólvora en la cuenca minera.
La historia del primer tomo empieza en el Madrid de 1933. La Segunda República vivía un momento de profunda convulsión. Tristán Valdivia, un joven periodista hijo del marqués de Montecorvo, propietario de diversos negocios y medios de producción, deja Madrid para volver a Asturias. Allí, en casa de su padre, conoce y se enamora de Isolina, la hija de Apolonio, un minero que trabaja en la mina propiedad del marqués y que se convierte en el líder del Comité de Montecorvo por el sumo respeto que le tienen sus compañeros.
La segunda entrega se mete de lleno en la revolución, con un rigor histórico no reñido con los novelescos avatares del amor imposible entre Tristán e Isolina. El personaje de Isolina representa a la mujer minera y republicana que sufrió por partida doble la represión: por su condición social y de género. En el personaje de Tristán vemos una burguesía bienintencionada pero despegada de los problemas de una mayoría social que le es ajena. En el de Apolonio, una clase trabajadora tan sufrida y tan luchadora que resulta prejuiciosa y conservadora en lo moral.
Alfonso Zapico, conocedor del mundo que dibuja por formar parte él mismo de los paisajes y de la tradición minera representada en el trabajo de familiares también mineros, homenajea, en esta magnífica conjunción de viñetas y diálogos, a las gentes que vivieron esos días convulsos, a aquellos que se erigieron en protagonistas de la Comuna de Asturias, la última gran revolución obrera en suelo europeo.
Dejamos aquí enlaces a las páginas con las que elaboramos la información contenida en esta reseña ( El diario.es/cultura, El salto diario.com, Historia y cómic, Comicverso. Tu blog de cómics), así como otros materiales que pueden resultar de interés para conocer o profundizar en uno de los episodios más relevantes de nuestra historia reciente.
Y recordad que en nuestro catálogo y en eBiblio Asturies podréis acceder a todos los documentos que tenemos en la Red de bibliotecas sobre larevolución de octubre.