El 25 de agosto de 1987 Héctor Abad Gómez, de 65 años, médico, profesor, activista en pro de los derechos humanos y precandidato a la alcaldía de su ciudad, fue asesinado en Medellín por los paramilitares. En 2005, su hijo, el escritor Héctor Abad Faciolince, publicó ‘El olvido que seremos’. Lo que iba a ser, en palabras de su autor, “un perdón, un olvido y, en parte, también, una venganza, pero una venganza simbólica”, se ha convertido en uno de los libros más tiernos y desgarradores de este siglo, y también en uno de los más vendidos. Un relato desgarrador y emocionante sobre la familia, que refleja, al tiempo, el infierno de la violencia que ha golpeado Colombia en los últimos cincuenta años.
«El olvido que seremos» ha sido merecedora del Premio WOLA-Duke en Derechos Humanos en Estados Unidos y del Prémio Criaçao Literária Casa da América Latina de Portugal.
«Me di cuenta que tal vez la única manera de salir de este antiguo fantasma de mi vida era contar la historia sin ficción, tal como fue».
«Creo que el único motivo por el que he sido capaz de seguir escribiendo todos estos años, y de entregar mis escritos a la imprenta, es porque sé que mi papá hubiera gozado más que nadie al leer todas estas páginas mías que no alcanzó a leer. Que no leerá nunca. Es una de las paradojas más tristes de mi vida: casi todo lo que he escrito, lo he escrito para alguien que no puede leerme, y este mismo libro no es otra cosa que la carta a una sombra».
Carta a una sombra, es el emotivo viaje de la familia Abad a los recuerdos de la trayectoria personal, docente, social, política, y tremendamente vital del doctor Héctor Abad, en forma de documental realizado por su nieta, Daniela Abad y por Miguel Salazar.
En 2019, Fernando Trueba adaptó «El olvido que seremos» al cine, contando con Javier Cámara en el papel protagonista. La película recibió, entre otros premios, el Premio Goya a la «Mejor Película Iberoamericana», en 2021.
Nos despedimos hasta el día de la sesión con las palabras del doctor Héctor Abad y la seguridad de que esta lectura nos ayudará a comprender, o al menos a intentar comprender, tanto los orígenes de la sinrazón de la violencia como el impulso que lleva a las personas a exponer su propia vida por mejorar la de los demás.
Información elaborada con los textos contenidos en las páginas wbs reseñadas en esta entrada.
Biblioteca de Gijón Sur, 18 de enero, 18,30 horas.
“Utilizo el odio al comienzo de la novela para poner al lector a prueba y ver si supera el shock de las primeras páginas” (foto: Impedimenta, Vogue)
“Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela, como una pordiosera”.
Así comienza esta primera e impactante novela de Tatiana Tîbuleac, periodista y escritora moldava que se publicó en rumano en el año 2016 y que la editorial Impedimenta lanzó al mercado en 2019 traducida al castellano por Marian Ochoa de Eribe, convirtiéndose en un fenómeno editorial que va ya por la 11.ª edición.
Aleksy, el narrador de la historia, es un artista famoso con un trastorno psiquiátrico que recuerda, en un constante ir y venir en el tiempo, el verano de sus diecisiete años en compañía de su madre. Aleksy ha sido un joven que ha crecido sin el amor de su madre, quien le apartó completamente de su vida después de la muerte de Mika, su hermana pequeña, y con un padre (afortunadamente) ausente. La muerte de la hermana es un hecho traumático que su madre no es capaz de gestionar y que provoca el abandono absoluto de Aleksy y el enfrentamiento brutal entre madre e hijo. Ahora, su madre, enferma de cáncer, le pide pasar con él sus últimos días.
«Los ojos de mi madre eran un despropósito», «Los ojos de mi madre fea eran los restos de unamadre ajena muy guapa», «Los ojos de mi madre lloraban hacia dentro», «Los ojos de mi madre eran campos de tallos rotos»
Rabia, rencor, resentimiento; muerte, dolor, abandono. Odio. Pero también emoción, belleza y perdón. Un lenguaje duro, que expresa los recuerdos de Aleksy y la crueldad de los sentimientos que le inspira su madre, y la omnipresencia de unos ojos verdes que son en sí mismos capítulos enteros cargados de fuerza simbólica, van zarandeando la relación materno filial hasta llegar a la redención y la reconciliación. Un verano en el que Aleksy fue capaz de sentir por primera vez asombro, compasión, alborozo, emoción y en el que descubrió, al fin, la belleza de una madre que tenía los ojos verdes.
Premio de la Unión de Escritores de Moldavia (2017) , Premio Lyceum (2018) Premio Cálamo “Libro del Año 2019”, Premio Novela Europea Camino de Santiago, finalista de los premios del Gremio de Librerías de Madrid y Premio Las Librerías Recomiendan 2020.
“Aparentemente ligera pero honda”, los libreros y libreras consideran que la narración de la escritora moldava Tatiana Tîbuleac, “una dura excavación en los odios internos de una familia que contieneuna retorcida pero evidente belleza, y finalmente una tácita redención”, esuna obra“engañosamente ágil, pues la autora consigue sembrarla de secretos privados y digresiones pertinentes sin que la prosa se resienta, sin perder su fluidez, algo muy fácil de seguir para el lector, pero muy difícil de conseguir para los escritores”, aseguran. (CEGAL).
‘El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes’ es una novela cruel, brutal, descarnada, pero también llena de emoción y poesía, de belleza contenida en el dolor y la ira, poseedora de una fuerza narrativa que nos mantiene pegados a sus páginas y nos reconcilia al fin con unos protagonistas que, entrelazando vida y muerte, confluyen en el amor y el perdón.
Como siempre, os dejamos aquí nuestro mapa de lectura con información complementaria sobre la autora y su obra. Esperamos que la disfrutéis.
Entrada elaborada con textos contenidos en las páginas web reseñadas en el mapa de lectura.
Biblioteca de Gijón Sur, miércoles 21 de diciembre, 18,30 horas.
Najat El Hachmi (EFE)
“ A las valientes que se salieron del camino recto para ser libres…aunque doliera”
Najat El Hachmi (Nador, Marruecos, 1979) es una escritora afincada en Cataluña desde los ocho años de edad. Licenciada en Filología árabe, en 2004 publicó su primer texto autobiográfico (Jo també sóc catalana) y en 2008 se dio a conocer al gran público con la que fue su primera novela, El último patriarca, ganadora del Premio Ramon Llull y traducida a diez lenguas. Como novelista ha puesto el ojo en un punto ciego de la realidad: las mujeres de origen marroquí, sobre todo rifeñas, y las muchas presiones que tienen que afrontar a lo largo de sus vidas.
El lunes nos querrán, primera novela escrita en castellano por la autora y gestada gracias a una Beca Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales 2019, resultó ganadora del Premio Nadal 2020 y en ella la autora vuelve a indagar en el universo femenino y la vida cotidiana en la frontera entre la cultura occidental y la musulmana.
La novela narra la amistad entre dos chicas, hijas de inmigrantes marroquíes, que parecen tenerlo todo en contra: su sexo, su procedencia, su clase social y que luchan por salir del entorno opresivo de sus hogares. Afrontan, por un lado, la dificultad de vivir en un barrio de mayoría inmigrante y segregado urbanísticamente (la periferia de la periferia); y por otro, la de pertenecer a un mundo en el que la emancipación e independencia de la mujer es fuertemente cuestionada.
Las amigas intentan evitar la ruptura frontal con sus respectivas familias pero se sienten tremendamente frágiles al emprender caminos que en su entorno ninguna mujer ha tomado antes, tales como estudiar una carrera universitaria o tener un trabajo remunerado. Su espíritu pionero no se ve siempre recompensado y experimentan cómo los roles de género son difíciles de cambiar y el amor que ponen en práctica por primera vez (dado que a sus madres les concertaban los matrimonios) les deja un sabor agridulce. Descubren que la sociedad de la que ya se sienten parte las rechaza de una forma sutil y pronto entienden que convertirse en “mujer trabajadora” no es algo tan fácil como creían.
«Como escritora, quiero que el lector se acerque a la historia de las dos protagonistas, que es una historia de amistad y de lucha por la libertad. Que entienda la complejidad en la que están viviendo, sus anhelos, sus contradicciones, su malestar, todo lo que les va condicionando por estar viviendo en ese barrio, por tener la procedencia que tienen, por cómo todo un mundo les pide que sean de una forma distinta de cómo son en realidad. Es la sensación de opresión, de falta de libertad y su continua lucha por escapar de todo eso».
Os dejamos el mapa de lectura y las páginas consultadas para ampliar un poco más el conocimiento sobre Najar El Hachmi y su obra.
Biblioteca de Gijón Sur, miércoles 22 de diciembre, 18,30 horas
«La familia es el universo donde encuentro el material de mis historias»
Yo no podría ser feliz a costa de una injusticia cometida contra otra persona. ¿Qué clase de vida cabría edificar sobre tales cimientos? Edith Warton
Maggie O’Farrell (Coleraine, Irlanda del Norte, 1972), una de las escritoras más prestigiosas y reconocidas de la literatura actual, nos sumerge de lleno en una historia inquietante que, a través de las voces entrelazadas de tres mujeres de una misma familia, nos desvela un terrible suceso acaecido hace más de sesenta años. Un relato a la vez hermoso y estremecedor que evoca con lucidez el peso de las convenciones sociales y la tortuosa complejidad de los lazos familiares.
Esme, Iris, Kitty; Edimburgo y la India colonial en los años 30 del siglo XX y Edimburgo también en un momento indeterminado de comienzos del siglo XXI. Tres voces que se superponen y que viajan del pasado al presente en aparente desorden, asombrándonos con la lucidez de la pararentemente loca Esme, la bruma de los recuerdos de Kitty, enferma de Alzheimer, y el desconcierto de Iris, que de repente tiene una tía abuela de la que hacerse cargo. ¿Qué ocurrió para que Esme fuera recluida a los dieciséis años y de por vida en un hospital psiquiátrico? ¿Por qué se ocultó no ya su historia, sino su misma existencia?¿Está realmente loca?¿Es peligrosa?
A través del relato inconexo de Kitty (única voz que aparece en primera persona) y de los pensamientos y diálogos de Esme, se va reconstruyendo una historia familiar que deja al descubierto el funesto mundo de las imposiciones sociales, el desgraciado destino al que se condena a quienes se salen de las rígidas reglas de la alta burguesía, y la crueldad en el seno de la propia familia, que comete el crimen que llegamos a descubrir en un final impactante. Una novela por la que transitan unos personajes memorables, con una estructura compleja que nos impulsa a avanzar en la historia en medio del suspense hasta descifrar el enigma de estas vidas entrelazadas.
La extraña desaparición de Esme Lennox, publicada en 2006, fue elegida Mejor Libro del Año 2007 por el Washington Post.
Como siempre, os dejamos un mapa de lectura con información que nos puede resultar de interés para acercarnos a la autora y a su obra.
Disfrutando de la buena compañía de Maggie O’Farrell, nos despedimos de esta temporada del club, que afortunadamente hemos podido retomar, y esperamos reencontrarnos en 2022 con más lecturas y más ganas de compartir buenos momentos.
En esta sesión del mes de noviembre hemos comentado la novela Lo que a nadie le importa, del madrileño Sergio del Molino. Nos encontramos ante una obra que es histórica, ya que reconstruye la evolución del país en los últimos ochenta años, pero que al mismo tiempo es una memoria familiar centrada especialmente en el abuelo materno del escritor y una autoficción en la que el autor se retrata a sí mismo en el momento de escribir, pero en especial como nieto de su abuelo con una serie de parecidos y contrastes.
Lo que a nadie le importa
«Calla, que de ti no quiero ni que me cierres los ojos». Con esta cruel sentencia dirigida hacia su mujer, el octogenario José Molina rompe en su lecho de muerte un silencio que ha mantenido férreamente durante décadas. Esta frase impresiona a su nieto de diecisiete años, que por primera vez intuye que detrás de ese abuelo huraño, seco y tosco se esconde un pasado de cicatrices y miedos. Años más tarde, siendo su nieto ya adulto, intentará encontrar lo que nunca se dijo y descubrir de qué están hechos sus propios silencios. José Molina creció en los años veinte rodeado de telas y mujeres en un antiguo comercio textil. Su juventud se quebró por la guerra y por una familia hecha de susurros, supersticiones y maldiciones femeninas. Se pasó la vida luchando, primero como recluta del bando nacional y luego como dependiente en una tienda llamada El Corte Inglés, a la que vio transformarse en un imperio, en el Madrid de Celia Gámez. Lejos de ser un héroe, acabó por convertirse en uno de tantos supervivientes.
Como se puede ver, la fecha central de la vida de José Molina es la de la batalla del Ebro, que tuvo lugar durante la Guerra Civil. Este suceso supuso un antes y un después en su vida, llevándolo a trasladarse a Madrid y a guardar silencio durante largos años. Esta novela costumbrista nos cuenta con un lenguaje embellecido en busca de la frase perfecta el pasado y el presente de un hombre cuya dura vida retrata una España de temores y supersticiones, una España oscura, pero en la que se mezclan curiosas anécdotas, relaciones interesantes y personajes muy atractivos.
La duda que se plantea es si nos encontramos ante una novela testimonial, si la historia que se cuenta es la historia real del abuelo del autor, pero en realidad esto no tiene mucha importancia puesto que lo real es que esta historia podría haber sucedido así.
Sergio del Molino es un escritor y periodista español nacido en Madrid en 1979. Ha colaborado para diversos medios, como el Heraldo de Aragón, la radio y la televisión autonómica de Aragón y diversas revistas culturales. Además de Lo que a nadie le importa, ha escrito novelas como La mirada de los peces y No habrá más enemigo, además del ensayo La España vacía, ganadora del premio de los Libreros de Madrid al Mejor Ensayo y del Cálamo al Libro del Año. También ha conseguido otros premios de gran relevancia, como el Premio Ojo Crítico y el Tigre Juan por su novela La hora violeta.
La sesión
Nuestra impresión después de leer la obra es buena. El relato es interesante, aunque no acabamos de entender totalmente los motivos que llevaron al autor a escribirlo. Con Lo que a nadie le importa Sergio del Molino ha creado una novela íntima y personal: una «autoficción» en la que cuenta la vida de su abuelo; una historia construida llenando y recreando todos sus silencios, para, creemos, entenderlo y también entenderse a sí mismo. Un homenaje con el que, sin embargo, no consigue, a nuestro parecer, trascender lo personal y universalizar la historia.
La frase inicial con la que comienza la novela: ese «Calla, que de ti no quiero ni que me cierres los ojos» es absolutamente impactante. Es un comienzo muy bueno, pero no vemos que a lo largo de la narración esa orden tremenda lanzada por José Molina en su lecho de muerte se explique ni justifique, y no se sostiene dentro de la estructura narrativa. Además, nos preguntamos si es coherente con el personaje que la pronuncia. Destila odio y desprecio, así como una absoluta falta de amor por su mujer, pero no se explica la razón que lleva al personaje a pronunciarla. Por eso, desde nuestro punto de vista es una frase fallida que entendemos como un recurso narrativo para captar y mantener la atención del lector.
Otra incógnita que se nos plantea, y que creemos no resuelve la narración, es el título de la obra. ¿Qué es lo que a nadie le importa? ¿Se está hablando de memoria histórica? ¿Se llega a plantear en ella ese debate? Esto quizás daría para otra reunión…
El tema central de la novela es el silencio: el silencio del héroe español encarnado en el mutismo voluntario y férreo del protagonista. Un hombre que luchó en la Guerra Civil en el bando ganador, pero que tomó la decisión de cerrar los ojos. No quiso ver, solo olvidar y seguir hacia adelante, como también lo hicieron muchos de nuestros abuelos para quienes «solo hablan de la guerra aquellos que no la han vivido». Un silencio que nos recuerda a aquel callar férreo y opresivo de La casa de Bernarda Alba. Porque todo en José Molina es silencio: también con su mujer y con su hijo, y su decisión es reflejo del tratamiento que los españoles hemos hecho de nuestra propia historia. Porque la Guerra Civil y la posguerra es un tiempo que no nos gusta, ni a vencedores ni a vencidos. Es un período que ni siquiera se estudia con suficiente profundidad en la escuela o en la universidad, y del que no se puede y no se quiere hablar. Un tiempo que es necesario ocultar y olvidar. Lo que contrasta notablemente en la obra con la naturalidad y «luminosidad», incluso orgullo, con la que esto mismo se trata en el seno de la familia francesa del autor.
La historia se cuenta con un lenguaje muy rico, al tiempo que duro y cruel, lleno de resentimiento y tristeza. Un análisis intimista y agrio que el autor hace desde las entrañas, y que expone sin edulcorar, cargado de imágenes intensas y hermosas diseminadas a lo largo de todas sus páginas. Frases que invitan a la anotación y a la relectura, pero que en ocasiones también se perciben como sentencias, y la propia narración como texto al servicio de las mismas.
Durante la reunión hablamos también de los otros temas planteados en la novela: el amor del protagonista por la naturaleza y por su pueblo natal, o la impactante lucha que mantiene con su propio cuerpo, y que nos trasladó a otra de las obras de Sergio del Molino: La piel, cuyo protagonista sufre de psoriasis. Y también hablamos de los personajes: del hijo del protagonista, o de su mujer, infantil y caprichosa, incluso histriónica hasta en el momento de la muerte de su marido.
Aunque muchas cosas quedaron en el tintero, la reunión dio para mucho, y, como siempre, el encuentro y la conversación sobre el autor y su obra nos hizo disfrutar doblemente de la lectura.
Biblioteca de Gijón Sur, miércoles 24 de noviembre, 18,30 horas.
En esta sesión del club de lectura tendremos el privilegio de adentrarnos en el mundo de la poesía guiadas por la maravillosa voz de Mar Martín, que nos desgranará sus dos poemarios, Engranaje y Atalaya, envueltos en ese aroma que desprenden todas y cada una de sus palabras, todos y cada uno de sus versos.
Vengo de aquellas mujeres que sembraron la tierra en los días de guerra; de aquellas que recogían el carbón con las manos ateridas; de aquellas que cantaban parta ahuyentar los miedos; de aquellas que llevaban la comida a la fábrica; de aquellas que bordaban ilusiones en las tardes de sol.
No había escalera con peldaño ni océano ni espacio infinito para encontrase. No había memoria de lo ocurrido ni palabra no dicha ni silencio muerto. Había una boca abierta escupiendo fonemas musicales que me hablaba de los irreal de cada instante.
“Engranaje es el dolor por la muerte de mi padre, el mar que late en mi vida, la casa llena de luz, los pomares en los tarros de cristal, la música en un regazo, la hoz que siembra las alambradas, los relojes que buscan el tiempo para ponerlo en hora, las risas llenas de azúcar, las primaveras escondidas en las naranjas que van a nacer… Engranaje viene del Norte donde las gaviotas anuncian las tempestades en las tierras de los maizales”.
Mar Martín Martín (Piedras Blancas, 1968) es licenciada en Filología Española y Especialista en Filología Asturiana. Ha colaborado en estudios de investigación y diversas publicaciones para la Academia de la Llingua Asturiana y ha sido guionista de radioteatro en la radio pública del Principado de Asturias. (RTPA). Tiene publicado el cuento La llegada con la editorial Pintar-Pintar y forma parte de la antología Escritores Asturianes. Antoloxía de testos n’asturianu y gallegu asturianu, editada por la Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias.
Os dejamos dos enlaces que nos invitan a acercarnos a la autora y su obra:
El mes de octubre del club de lectura de Contrueces estará dedicado a Asturias en dos de sus paisajes más icónicos: el mar y la mina.
Empezaremos el 13 de octubre con un clásico de la literatura asturiana, Armando Palacio Valdés y su obra “José” y lo haremos de la mano del especialista en su obra Francisco Trinidad.
El 27 de octubre el club se reunirá para analizar la obra “Carboneras” de Aitana Castaño e ilustrado por Alfonso Zapico.
Dos autores y escenarios totalmente diferentes pero anclados en el espacio que nos es tan familiar y cercano: Asturias.
En la entrada de hoy os traemos La lluvia amarilla, novela del conocido guionista de cine, narrador y poeta español Julio Llamazares. La obra es un monólogo de Andrés, el último habitante de Ainielle, un pequeño pueblo abandonado en el Pirineo aragonés. Refugiado en las ruinas de un pueblo fantasma, su anciana mente rememora el tiempo compartido con su esposa y a todos los amigos y vecinos que han fallecido o se han mudado a la ciudad.
La narración comienza en un punto curioso, ya que Andrés se encuentra esperando a alguien y mientras tanto ocupa la espera evocando recuerdos del pasado. Durante su narración veremos que la atención se centra en el inexpugnable paso del tiempo que acaba con todo a su paso. Esto se ve reflejado en el protagonista y en Ainielle, donde las casas se encuentran en un evidente estado de deterioro y podredumbre y el hombre se encuentra en los últimos momentos de una larga vida. Pese a ello, Andrés no quiere abandonar el pueblo puesto que ha pasado toda su vida allí y es lo único que ha conocido. Nació allí y allí quiere morir. No es capaz de comprender a todos aquellos que dejaron Ainielle para irse a la ciudad, para buscar una vida mejor. Entre ellos su primogénito, el único hijo que le quedaba que se fue en busca de una nueva vida dejando todo atrás, incluidos sus padres, algo que Andrés, con su visión del mundo y su fidelidad a lo que siempre ha conocido, nunca llegó a entender.
Conforme avanza la narración nos damos cuenta de que a quien realmente espera el protagonista es a la muerte y que su relato finaliza con ella, poniendo fin a la vida del hombre y a la del pueblo. De hecho, se puede ver cierta similitud entre Andrés y Ainielle. Andrés ha ido perdiendo poco a poco a todos sus seres queridos y el pueblo ha ido perdiendo a sus habitantes. Andrés se encuentra deteriorado por la edad, de la misma forma en que lo están las casas del pueblo por el abandono. Cuando termine su vida, Ainielle se quedará totalmente vacío, hasta que el paso del tiempo lo haga desaparecer, como si nunca hubiese existido.
Esta novela recuerda bastante a Pedro Páramo, escrita por el mejicano Juan Rulfo. En ambas destacan como temas principales el abandono, la soledad, la nostalgia, el recuerdo y la muerte, sobre todo esta última como algo que impregna totalmente la narración.
Julio Llamazares, autor de La lluvia amarilla, es conocido por su carrera como novelista, poeta y periodista, ocupaciones por las que abandonó el ejercicio de la abogacía. Su fama como novelista surgió a raíz de la publicación de su primera novela, Luna de lobos, y su carrera como poeta surgió con La lentitud de los bueyes. En toda su obra se remite asiduamente a sus viajes y a su origen leonés y se percibe una enorme sensibilidad a la naturaleza y hacia un modo de vida que tiende a desaparecer. Se caracteriza también por el intimismo, el uso preciso del lenguaje y por unas descripciones extremadamente cuidadas.
Durante la reunión todas coincidimos en que la novela es un ejemplo de prosa poética, muy lírica, donde cada una de las palabras cuenta. Una historia impactante y sobrecogedora que encarna la realidad del abandono y muerte de muchos pueblos de la «España vacía» de Sergio del Molino, en la que el autor cuenta el proceso de desaparición no solo de un lugar, sino también de una forma de vida que ya no tiene cabida en la actualidad.
La historia sobrecoge y angustia, aunque en ella apenas hay acción, lo que demuestra la maestría del autor para mantener en todo momento la tensión. Todo se cuenta con un monólogo magistral en el que el final está anunciado desde el primer momento. Lo que sucede ocurre en la mente del protagonista mientras espera en un ambiente de infinita soledad. Una avance implacable hacia la locura y la muerte, con una segunda parte absolutamente delirante e intensamente onírica.
La obra nos recuerda a la película Sin perdón de Clint Eastwood, y a una de sus frases inolvidables: «Matar a un hombre es algo muy duro, le quitas todo lo que tiene y todo lo que podría tener». Porque cuando alguien muere, el último vecino de un pueblo en este caso: una persona que nació y vivió en él pero que ya apenas existe, con ella desaparece también el futuro y la memoria colectiva. Lo que nos resulta inexplicable es su decisión inquebrantable de quedarse. La respuesta quizás sea que no tiene elección… ni esperanza. Sería una traición, una deslealtad inasumible. Él mismo lo dice: «de aquí no se va nada«, ni su mujer, ni la perra, su fiel compañera. Se considera parte de la tierra, su guardián y custodio, y la ruina del pueblo es su propia ruina. Una decadencia simbolizada en el amarillo -el color del oro pero también del óxido y lo marchito- que, en una sinestesia continua, se va apoderando poco a poco e inexorablemente del libro.