Roma, en el año 70 de nuestra era. Bajo el ardiente sol de agosto, Marco Didio Falco, investigador privado, se topa en el Foro con una joven en apuros, la bella Sosia Camilina. Falco se apresura a convertirla en una cliente que, espera, reportará insólitos beneficios a su mermada economía. Pero en lugar de eso, se ve involucrado en una conspiración para derrocar al nuevo emperador Vespasiano. Para descubrir a los culpables, Marco Didio Falco habrá de trabajar como esclavo en las minas de plata de Britania, soportar los desdenes de Helena Justina, la altiva prima de Sosia, y hasta poner en peligro su vida.
Con esta novela se inicia la serie que la escritora británica dedica a su investigador Marco Didio Falco y a la vida en la época romana. Una forma diferente de conocer la historia de Roma.
En esta sesión del mes de noviembre hemos comentado la novela Lo que a nadie le importa, del madrileño Sergio del Molino. Nos encontramos ante una obra que es histórica, ya que reconstruye la evolución del país en los últimos ochenta años, pero que al mismo tiempo es una memoria familiar centrada especialmente en el abuelo materno del escritor y una autoficción en la que el autor se retrata a sí mismo en el momento de escribir, pero en especial como nieto de su abuelo con una serie de parecidos y contrastes.
Lo que a nadie le importa
«Calla, que de ti no quiero ni que me cierres los ojos». Con esta cruel sentencia dirigida hacia su mujer, el octogenario José Molina rompe en su lecho de muerte un silencio que ha mantenido férreamente durante décadas. Esta frase impresiona a su nieto de diecisiete años, que por primera vez intuye que detrás de ese abuelo huraño, seco y tosco se esconde un pasado de cicatrices y miedos. Años más tarde, siendo su nieto ya adulto, intentará encontrar lo que nunca se dijo y descubrir de qué están hechos sus propios silencios. José Molina creció en los años veinte rodeado de telas y mujeres en un antiguo comercio textil. Su juventud se quebró por la guerra y por una familia hecha de susurros, supersticiones y maldiciones femeninas. Se pasó la vida luchando, primero como recluta del bando nacional y luego como dependiente en una tienda llamada El Corte Inglés, a la que vio transformarse en un imperio, en el Madrid de Celia Gámez. Lejos de ser un héroe, acabó por convertirse en uno de tantos supervivientes.
Como se puede ver, la fecha central de la vida de José Molina es la de la batalla del Ebro, que tuvo lugar durante la Guerra Civil. Este suceso supuso un antes y un después en su vida, llevándolo a trasladarse a Madrid y a guardar silencio durante largos años. Esta novela costumbrista nos cuenta con un lenguaje embellecido en busca de la frase perfecta el pasado y el presente de un hombre cuya dura vida retrata una España de temores y supersticiones, una España oscura, pero en la que se mezclan curiosas anécdotas, relaciones interesantes y personajes muy atractivos.
La duda que se plantea es si nos encontramos ante una novela testimonial, si la historia que se cuenta es la historia real del abuelo del autor, pero en realidad esto no tiene mucha importancia puesto que lo real es que esta historia podría haber sucedido así.
Sergio del Molino es un escritor y periodista español nacido en Madrid en 1979. Ha colaborado para diversos medios, como el Heraldo de Aragón, la radio y la televisión autonómica de Aragón y diversas revistas culturales. Además de Lo que a nadie le importa, ha escrito novelas como La mirada de los peces y No habrá más enemigo, además del ensayo La España vacía, ganadora del premio de los Libreros de Madrid al Mejor Ensayo y del Cálamo al Libro del Año. También ha conseguido otros premios de gran relevancia, como el Premio Ojo Crítico y el Tigre Juan por su novela La hora violeta.
La sesión
Nuestra impresión después de leer la obra es buena. El relato es interesante, aunque no acabamos de entender totalmente los motivos que llevaron al autor a escribirlo. Con Lo que a nadie le importa Sergio del Molino ha creado una novela íntima y personal: una «autoficción» en la que cuenta la vida de su abuelo; una historia construida llenando y recreando todos sus silencios, para, creemos, entenderlo y también entenderse a sí mismo. Un homenaje con el que, sin embargo, no consigue, a nuestro parecer, trascender lo personal y universalizar la historia.
La frase inicial con la que comienza la novela: ese «Calla, que de ti no quiero ni que me cierres los ojos» es absolutamente impactante. Es un comienzo muy bueno, pero no vemos que a lo largo de la narración esa orden tremenda lanzada por José Molina en su lecho de muerte se explique ni justifique, y no se sostiene dentro de la estructura narrativa. Además, nos preguntamos si es coherente con el personaje que la pronuncia. Destila odio y desprecio, así como una absoluta falta de amor por su mujer, pero no se explica la razón que lleva al personaje a pronunciarla. Por eso, desde nuestro punto de vista es una frase fallida que entendemos como un recurso narrativo para captar y mantener la atención del lector.
Otra incógnita que se nos plantea, y que creemos no resuelve la narración, es el título de la obra. ¿Qué es lo que a nadie le importa? ¿Se está hablando de memoria histórica? ¿Se llega a plantear en ella ese debate? Esto quizás daría para otra reunión…
El tema central de la novela es el silencio: el silencio del héroe español encarnado en el mutismo voluntario y férreo del protagonista. Un hombre que luchó en la Guerra Civil en el bando ganador, pero que tomó la decisión de cerrar los ojos. No quiso ver, solo olvidar y seguir hacia adelante, como también lo hicieron muchos de nuestros abuelos para quienes «solo hablan de la guerra aquellos que no la han vivido». Un silencio que nos recuerda a aquel callar férreo y opresivo de La casa de Bernarda Alba. Porque todo en José Molina es silencio: también con su mujer y con su hijo, y su decisión es reflejo del tratamiento que los españoles hemos hecho de nuestra propia historia. Porque la Guerra Civil y la posguerra es un tiempo que no nos gusta, ni a vencedores ni a vencidos. Es un período que ni siquiera se estudia con suficiente profundidad en la escuela o en la universidad, y del que no se puede y no se quiere hablar. Un tiempo que es necesario ocultar y olvidar. Lo que contrasta notablemente en la obra con la naturalidad y «luminosidad», incluso orgullo, con la que esto mismo se trata en el seno de la familia francesa del autor.
La historia se cuenta con un lenguaje muy rico, al tiempo que duro y cruel, lleno de resentimiento y tristeza. Un análisis intimista y agrio que el autor hace desde las entrañas, y que expone sin edulcorar, cargado de imágenes intensas y hermosas diseminadas a lo largo de todas sus páginas. Frases que invitan a la anotación y a la relectura, pero que en ocasiones también se perciben como sentencias, y la propia narración como texto al servicio de las mismas.
Durante la reunión hablamos también de los otros temas planteados en la novela: el amor del protagonista por la naturaleza y por su pueblo natal, o la impactante lucha que mantiene con su propio cuerpo, y que nos trasladó a otra de las obras de Sergio del Molino: La piel, cuyo protagonista sufre de psoriasis. Y también hablamos de los personajes: del hijo del protagonista, o de su mujer, infantil y caprichosa, incluso histriónica hasta en el momento de la muerte de su marido.
Aunque muchas cosas quedaron en el tintero, la reunión dio para mucho, y, como siempre, el encuentro y la conversación sobre el autor y su obra nos hizo disfrutar doblemente de la lectura.
Guapa, inteligente, extravertida, Ana tiene un gran futuro por delante. Es la mejor alumna de su promoción de medicina en Belgrado y el orgullo de su padre, el general Ratko Mladic, a quien ella adora. Una noche, de regreso de un viaje de fin de curso a Moscú y con tan sólo 23 años, Ana Mladic coge la pistola predilecta de su padre y toma una decisión que marcará la vida de su familia para siempre. ¿Qué sucedió en Moscú? ¿Vio Ana la otra cara de su padre, para ella un héroe, para muchos un criminal de guerra? La tragedia de Ana Mladic confiere una dimensión familiar, real y cercana al terrible drama de la guerra de los Balcanes, la última contienda europea y el trasfondo de esta absorbente novela. La hija del Este se nutre de datos verídicos, entrelazados con rumores y conjeturas, un híbrido de realidad y ficción con una amplia galería de personajes como Slobodan Miloševic y Radovan Karadžic, en el que Clara Usón combina distintas voces narrativas y conjuga la investigación rigurosa con la cultura popular para reflexionar sobre el nacionalismo extremo y la manipulación política. Con honda sabiduría, La hija del Este hilvana la tradición de la epopeya con la historia reciente y nos muestra que en determinadas circunstancias la decisión de no tomar partido es, quizá, la que más compromete.
Biblioteca La Calzada. Club de lectura CParty. 30-09-21 a las 19 h.
Biblioteca La Calzada. Club de lectura Isabel Lueso. 21-10-21 a las 18:30 h.
Lídia Jorge
El fugitivo que dibujaba pájaros (Seix Barral)
«He visto acabarse muchas cosas. He visto literalmente caer algunos caserones rurales, abandonados por sus habitantes. He visto cómo el imperio portugués se iba al garete después de haber estado en África durante cinco siglos. He visto desaparecer la vieja familia tradicional, cuando sus miembros se dispersaban para conquistar una vida mejor. Ya sólo quedan unos pocos. Son los guardianes del mundo rural, continúan altivos frente al mundo, desafiantes, pero en realidad no saben qué hacer. El destino los ha ligado a la tierra, pero ya la tierra no la cultiva nadie y ellos no tienen ni siquiera un proyecto de supervivencia.»
El fugitivo que dibujaba pájaros. Lídia Jorge. Seix Barral, 2001
Argumento: Walter es el primer hijo que abandona el viejo caserón familiar de los Dias, un linaje ligado a la tierra de un pequeño pueblo del sur de Portugal desde tiempos inmemoriales. Huye de sí mismo y de su pasado para vagar por el mundo haciendo de su trayecto un objetivo, de lo desconocido su hogar. Atrás deja personas irremediablemente heridas, un oscuro secreto, un rastro de cartas ilustradas con dibujos de pájaros exóticos y una ausencia siempre presente en su hija, quien reconstruye su historia con una voz teñida de perdón y acusación.
La novela es la historia de la relación entre un padre y su hija, del desvanecimiento de una familia sobre la que se teje un inquietante entramado de destinos cruzados. Recorre medio siglo desde los años treinta hasta los ochenta en un mundo eminentemente rural en proceso de cambio y explora de forma magistral la siempre dolorosa experiencia de la emigración desde el punto de vista de los que quedaron atrás.
Lídia Jorge ha escrito una novela de melancólica belleza, un texto de una fuerza increíble, impecable, directo, duro y lírico a la vez. En palabras del Premio Nobel José Saramago, El fugitivo que dibujaba pájaros es «un libro extraordinario, lleno de sensibilidad y sentido del tiempo escrito por una de las voces más importantes de la nueva narrativa portuguesa».
La opinión sobre la novela la escribiremos aquí después de la reunión. Mientras tanto, en los enlaces de estemapa de lectura (en construcción) se puede entrar para saber algo más de la autora y de la obra.
Argumento (muy resumido): Manuel acuchilla a un policía antidisturbios que quería pegarle. Huye. Se esconde en una aldea abandonada. Sobrevive de libros Austral, vegetales de los alrededores y una pequeña compra en el Lidl que le envía su tío. Y se da cuenta de que cuanto menos tiene, menos necesita.
Esto es lo que dice Blackie Books, (la editorial de este libro):
"Un thriller estático. Una versión de Robinson Crusoe ambientada en la España vacía. Una redefinición del concepto «austeridad». Una historia que nos hace plantearnos si los únicos sanos son los que saben que esta sociedad está enferma. Santiago Lorenzo ha escrito su novela más rabiosamente política, lírica y hermosa.
10 ediciones. 50.000 ejemplares vendidos."
Y estos son los premios que ha recibido:
Premio Cálamo al libro del año 2018
Premio de las librerías de Navarra 2019 / Nafarroako liburu denden saria
Premio Los Libreros Recomiendan 2018 (CEGAL)
Lo que opinamos las lectoras y lectores del club de lectura lo escribiremos aquí después de las reuniones.
Mientras tanto, en los enlaces de este mapa de lectura se puede entrar para ir «haciendo boca», incluso para saber algo más del autor y de la novela.
Mapa de lectura Los asquerosos de Santiago Lorenzo
La primera sesión del club de lectura de Contrueces en el mes de octubre estará dedicado a la novela José escrita por un clásico de la región: Armando Palacio Valdés
Armando Palacio Valdés fue uno de los autores más destacados de la literatura del s. XIX español y en sus obras es constante la referencia a Asturias, su forma de vida y los cambios que experimentó durante todo el siglo.
José cuenta la vida de un pueblo marinero en Asturias. La vida de sus gentes, sus amores, rencillas y esfuerzos, con el paisaje como protagonista de las vidas de sus habitantes. Es una novela realista que retrata la vida de las gentes que dependían del mar.
Para esta sesión tendremos la suerte de contar con Francisco Trinidad autor de varios libros de estudios históricos o literarios, como Palacio Valdés y Laviana (1983), Crónica de Laviana (1992) o Subrayado en rojo (KRK Ediciones, 2006), que obtuvo el Premio Principado de Asturias de novela convocado por la Fundación Dolores Medio. Como especialista en Palacio Valdés, del que ha prologado varias ediciones y al que ha dedicado algunos estudios, ha sido el director de tres Congresos Internaciones sobre Palacio Valdés y su obra celebrados en Laviana y Avilés. Desde junio de 2005 es director general de la Fundación Emilio Barbón. En 2007 publica Emilio Barbón, el triunfo de la voluntad, biografía del histórico socialista asturiano, con prólogo de José Luis Rodríguez Zapatero y coeditado por KRK Ediciones y la Fundación.
Se puede encontrar toda la información sobre el autor en Cervantes Virtual.
En la entrada de hoy os traemos La lluvia amarilla, novela del conocido guionista de cine, narrador y poeta español Julio Llamazares. La obra es un monólogo de Andrés, el último habitante de Ainielle, un pequeño pueblo abandonado en el Pirineo aragonés. Refugiado en las ruinas de un pueblo fantasma, su anciana mente rememora el tiempo compartido con su esposa y a todos los amigos y vecinos que han fallecido o se han mudado a la ciudad.
La narración comienza en un punto curioso, ya que Andrés se encuentra esperando a alguien y mientras tanto ocupa la espera evocando recuerdos del pasado. Durante su narración veremos que la atención se centra en el inexpugnable paso del tiempo que acaba con todo a su paso. Esto se ve reflejado en el protagonista y en Ainielle, donde las casas se encuentran en un evidente estado de deterioro y podredumbre y el hombre se encuentra en los últimos momentos de una larga vida. Pese a ello, Andrés no quiere abandonar el pueblo puesto que ha pasado toda su vida allí y es lo único que ha conocido. Nació allí y allí quiere morir. No es capaz de comprender a todos aquellos que dejaron Ainielle para irse a la ciudad, para buscar una vida mejor. Entre ellos su primogénito, el único hijo que le quedaba que se fue en busca de una nueva vida dejando todo atrás, incluidos sus padres, algo que Andrés, con su visión del mundo y su fidelidad a lo que siempre ha conocido, nunca llegó a entender.
Conforme avanza la narración nos damos cuenta de que a quien realmente espera el protagonista es a la muerte y que su relato finaliza con ella, poniendo fin a la vida del hombre y a la del pueblo. De hecho, se puede ver cierta similitud entre Andrés y Ainielle. Andrés ha ido perdiendo poco a poco a todos sus seres queridos y el pueblo ha ido perdiendo a sus habitantes. Andrés se encuentra deteriorado por la edad, de la misma forma en que lo están las casas del pueblo por el abandono. Cuando termine su vida, Ainielle se quedará totalmente vacío, hasta que el paso del tiempo lo haga desaparecer, como si nunca hubiese existido.
Esta novela recuerda bastante a Pedro Páramo, escrita por el mejicano Juan Rulfo. En ambas destacan como temas principales el abandono, la soledad, la nostalgia, el recuerdo y la muerte, sobre todo esta última como algo que impregna totalmente la narración.
Julio Llamazares, autor de La lluvia amarilla, es conocido por su carrera como novelista, poeta y periodista, ocupaciones por las que abandonó el ejercicio de la abogacía. Su fama como novelista surgió a raíz de la publicación de su primera novela, Luna de lobos, y su carrera como poeta surgió con La lentitud de los bueyes. En toda su obra se remite asiduamente a sus viajes y a su origen leonés y se percibe una enorme sensibilidad a la naturaleza y hacia un modo de vida que tiende a desaparecer. Se caracteriza también por el intimismo, el uso preciso del lenguaje y por unas descripciones extremadamente cuidadas.
Durante la reunión todas coincidimos en que la novela es un ejemplo de prosa poética, muy lírica, donde cada una de las palabras cuenta. Una historia impactante y sobrecogedora que encarna la realidad del abandono y muerte de muchos pueblos de la «España vacía» de Sergio del Molino, en la que el autor cuenta el proceso de desaparición no solo de un lugar, sino también de una forma de vida que ya no tiene cabida en la actualidad.
La historia sobrecoge y angustia, aunque en ella apenas hay acción, lo que demuestra la maestría del autor para mantener en todo momento la tensión. Todo se cuenta con un monólogo magistral en el que el final está anunciado desde el primer momento. Lo que sucede ocurre en la mente del protagonista mientras espera en un ambiente de infinita soledad. Una avance implacable hacia la locura y la muerte, con una segunda parte absolutamente delirante e intensamente onírica.
La obra nos recuerda a la película Sin perdón de Clint Eastwood, y a una de sus frases inolvidables: «Matar a un hombre es algo muy duro, le quitas todo lo que tiene y todo lo que podría tener». Porque cuando alguien muere, el último vecino de un pueblo en este caso: una persona que nació y vivió en él pero que ya apenas existe, con ella desaparece también el futuro y la memoria colectiva. Lo que nos resulta inexplicable es su decisión inquebrantable de quedarse. La respuesta quizás sea que no tiene elección… ni esperanza. Sería una traición, una deslealtad inasumible. Él mismo lo dice: «de aquí no se va nada«, ni su mujer, ni la perra, su fiel compañera. Se considera parte de la tierra, su guardián y custodio, y la ruina del pueblo es su propia ruina. Una decadencia simbolizada en el amarillo -el color del oro pero también del óxido y lo marchito- que, en una sinestesia continua, se va apoderando poco a poco e inexorablemente del libro.
“Aguanta ahí. Ayúdame. Desarrolla una historia palabra por palabra. Una buena historia. Una historia que me permita quedarme aquí…”Purga. Salamandra, 2011
Estas palabras que podemos encontrar casi al inicio de Purga pueden ser suficientes para vernos atrapados dentro de la novela, puesto que se aprecia el interés de la autora en atrapar no solo a los personajes de la historia que está contando, sino también a los lectores. Escrita por la autora finlandesa Sofi Oksanen, Purga (2008) nos cuenta la historia de dos mujeres en una zona rural de Estonia en 1992 una vez recobrada la independencia tras la implosión de la URSS. Aliide, una anciana que vive en el bosque en condiciones precarias, encuentra en su jardín a una joven exhausta y desorientada, Zara, que ha sido víctima del tráfico de mujeres y que ha conseguido escapar de sus captores. Por medio del diálogo y de la historia de ambas mujeres el lector conocerá no solo la vida en Estonia antes y después de la invasión soviética y las vejaciones alemanas, sino también todas las situaciones que vienen aparejadas a estas circunstancias bélicas y salvajes. Narrada en capítulos cortos que alternan el pasado y el presente, Purga pone de manifiesto las consecuencias del miedo y la humillación, pero también la gran capacidad de supervivencia del ser humano y el alto coste que tienen que pagar las mujeres en determinados momentos y circunstancias históricas.
Oksanen destaca a lo largo de toda la obra que pese al paso del tiempo, las mujeres se siguen viendo sometidas a todo tipo de vejaciones, que la historia se repite.
«Todo se repetía. Aunque el rublo se había convertido en corona, aunque los vuelos militares que la sobrevolaban habían ido a menos, las mujeres de los oficiales ya no hablaban tan alto, aunque desde los altavoces del Pitkä Hermann sonaba sin cesar el himno de la independencia, siempre había una nueva bota de cuero curtido al cromo, siempre llegaba una bota nueva, igual o diferente, pero que siempre pisaba la garganta del mismo modo».Purga, Salamandra, 2011
Concebida originalmente como una obra de teatro, Purga ha alcanzado un éxito abrumador. Desde su publicación en Finlandia en 2008 ha ganado los premios más importantes del país, entre el que se encuentra el conocido y afamado Premio de Literatura del Consejo Nórdico. En Francia ha vendido más de 200.000 ejemplares en apenas cuatro meses, ganando el Premio Femina de literatura extranjera. En 2010, recibió el premio europeo a la Mejor Novela del Año. La novela ha sido traducida a más de 30 idiomas.
Sofi Oksanen es finlandesa aunque cuenta con ascendencia estonia. Estudió Literatura y Arte Dramático y es también conocida por otras obras como Las vacas de Stalin (2003), Baby Jane (2005), Cuando las palomas cayeron del cielo (2012) o Norma (2015), gracias a las cuales ha sido merecedora de los premios más importantes de su país, entre los que se encuentran el Premio Finlandia (2008), el Premio a la Persona del año (2009), el Premio del Libro Europeo (2010) o la Medalla de honor Chevalier por Ordre des Arts et des Lettres.
También participa activamente en el debate público en Finlandia, comenta sobre temas de actualidad en sus columnas y en varios programas de entrevistas y es activista del colectivo LGBT, lo que le mereció un premio en el año 2009 por los organizadores del Helsinki Pride.
Diciembre de 1917. En un pequeño pueblo del norte de Francia, el cuerpo sin vida de una hermosa niña aparece flotando en el canal. A la escena del crimen acuden un policía, un juez instructor y un militar acompañados por el incesante tronar de los cañones de un frente de guerra situado a escasos kilómetros.
El asesinato suscita en el pueblo innumerables sospechas, despierta viejos rencores y sacude un orden social que se tambalea.La crónica de los hechos, escrita por el policía veinte años después del suceso, invita a descubrir una realidad inesperada. En su implacable relato, donde la emoción aparece retenida por el pudor del narrador, nadie es inocente, y los culpables, de una forma u otra, parecen ser también víctimas.
Es un libro que ha gustado mucho a las lectoras y a los lectores. Coinciden en que no les ha costado leerlo y en que parece una novela negra porque se mantiene una intriga en torno a quién es el culpable del asesinato, sin embargo, no lo es. Al parecer, como dice el autor, es «una falsa novela negra».
Además, está muy bien narrada y los personajes se encuentran tan bien descritos que te haces rápidamente una idea de su condición humana. Consideran que la condición humana es uno de los temas principales de la novela. La historia refleja lo peor del ser humano: la guerra, la crueldad, el asesinato, la brutalidad y el dolor de la pérdida que puede llevar a las personas a tomar decisiones terribles. Pero también nos muestra lo mejor: el amor y el altruismo, ambos símbolo de esperanza.
En la novela aparece la guerra en un segundo plano, sin embargo los lectores y lectoras en general consideran que no, que sólo lo parece porque sienten que la guerra está siempre presente en la vida del pueblo y lo envenena todo. La guerra tiñe todas las almas de los personajes que habitan el lugar en el que transcurre la historia. Sostienen también que el autor muestra una actitud antibelicista porque es muy crítico al tratar el tema haciendo hincapié en aspectos como la intencionada «picaresca» de aquellos que sin escrúpulos hacen negocio durante la guerra, incluso tras finalizar el conflicto con la venta de los monumentos de homenaje a los caídos.
“ En la versión que me contaron del Flautista de Hamelin, - aclara Juan Mayorga - los niños volvían a sus casas, porque el pueblo se levantaba y obligaban al alcalde a pagar al flautista. El malo era el alcalde. Más tarde conocí una segunda versión, la del cuento. Todo el pueblo era culpable y los niños no volvieron. Me gustó más. Encontré el paralelismo con nuestras ciudades que siguen ese camino, ya que son los niños los que sufren las acciones de los mayores. Ello me sugirió escribir esta obra con una ciudad con muchos espacios y muchos personajes.”
En los clubes de lectura nos hemos planteado el reto de leer teatro y la experiencia, en términos generales, ha sido gratificante aunque un poco dificultosa. Pero, ha merecido la pena.
Porque leer teatro es poner en escena a los personajes, darles voz con sus emociones, hacerles interactuar, diseñar un escenario y todo ello, ayudados tan sólo de nuestra imaginación y del texto de las acotaciones que, por falta de costumbre, solemos leerlas sin prestarles la atención necesaria.
Además, en el caso de esta obra, Hamelin, de Juan Mayorga, el esfuerzo que se le pide a las lectoras y lectores es grande.
En la obra se aborda el tema de la pederastia de una forma muy sutil, con un lenguaje y escenas llenas de elipsis, donde las cosas quedan aludidas, donde debemos poner de nuestra parte para interpretar, para imaginar, para rellenar los silencios de los personajes. Tras los silencios hay grandes verdades que nos invitan a la reflexión, que nos cuestionan como personas y como sociedad.
" A veces es más fácil no mirar que mirar lo que está sucediendo en realidad" Andrés Lima, actor y director compañia de teatro Animalario
Y esto es lo que el autor pretende. Juan Mayorga opta por un lector/espectador activo que imagine, piense y lea entre líneas.
"Mi padre me contó que iba a una escuela tan pobre que él tenía que llevar su silla. Pues bien este Hamelin que hemos hecho es tan pobre que se le pide al espectador que coloque todo, porque creemos en su imaginación y en su inteligencia”. Juan Mayorga
Se puede ampliar información sobre la obra clicando en los enlaces de este mapa de lectura