El sol es nuevo cada día
Heráclito

Hace falta algo más que el murmullo presuroso de una confesión tras el enrejado de una celosía para expiar algunos pecados, y eso lo saben bien quienes han hecho de las fechorías su profesión y han ido a parar con sus huesos en la cárcel. Desde ese punto geográfico y temporal, y armados de pluma, tinta y papel, a modo de autobiografía, nos desvelarán su visión de los hechos, cuál ha sido su participación en los hechos, las causas que les han arrastrado hasta esos extremos y qué amalgama de emociones se parapeta tras quienes osan transgredir las normas y son castigados por ello.